No hace mucho tiempo, en este blog, alguien se decidió a dejar comentarios sobre los post publicados, lo cual me parece estupendo.
Pudiendo identificarse con cualquier nombre o apodo ficticio, eligió ser anónimo. De acuerdo.
En algunos de esos comentarios, se plasmaban "ataques" hacía otra persona que interviene también aquí.
Cada uno ya es mayorcito para saber que hace o dice y si hay que contraatacar o no. La elección fue ignorar en gran medida al anónimo.
Si mal no recuerdo, el último comentario que dejó aquí reflejado, es que eramos unos aburridos y que nadie era ofensivo con nadie o algo así, motivo por el cual dejaría de leer. Pues vale, ¿no?
Pero voy a ir al grano. Algo que me hizo reír cuando el jueves, tras varios días sin tocar el pc, observé que en la columna "seguidores" ya no habían 3. Llegué a una conclusión, faltaba el anónimo; "fantasma".
Así, por esto, me parece absurdo escribir como anónimo cuando te has apuntado como lector de un blog y además teniendo perfil en blogger, desde el cual puedo o pueden acceder a él.
En el caso que esta deducción haya sido acertada, el blog que considero propiedad de "anónimo", tiene restricciones.
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