domingo, 15 de septiembre de 2013

VULCANO

Ayer estuve en la protesta contra el toro de la vega. Aunque se junte tanta gente no va a servir de nada, pero es más personal que otra cosa.
No llegué ni a la sede de la calle Genova ni a la de Ferraz, pero estuve en Colón y exterioricé el asco que esa "tradición" me provoca.
Lo que más gracia me hizó y me indignó, todo al mismo tiempo, es el despliegue policial que se montó. 
¿A quienes creían que íbamos a matar? Los asesinos SON ELLOS.

Y GRITO:

TORDESILLAS ASESINA

sábado, 17 de agosto de 2013

Exteriorizar



Ahora voy a exteriorizar la mala leche que llevo dentro y lo voy hacer con palabras. 

Mis vecinos todos son gilipollas, los viejos por viejos y los jóvenes por jóvenes.

El matrimonio de viejos que vive sobre mí, claro, como no tienen otra cosa que hacer, todos los días a mover muebles para limpiar. Asi tienen el parquet, apagado y revenido y a mí la cabeza como un bombo.
Los otros de arriba del lado izquierdo, como tienen mucho tiempo libre (mira que lo digo siempre, tanto tiempo libre es muy malo) pues porque sí, por sus cojones han  decidido cambiar los felpudos de todos los vecinos para que seamos, osea, todos iguales. 
Llegas un día a tu casa y encuentras que el felpudo que YO había comprado a MI gusto, me lo colocaron en una bolsa de plástico y colocaron uno malo y encima feo, como estampado de las pantunflas que llevaba mi abuelo antes de estirar la pata.
Cambio el felpudo y ya tenemos a la viejuna llamando a mi puerta. Que si que vale, lo que usted diga que yo haré lo que me salga del coño. No va a quedar asi. Es una gran tontería, pero no es el felpudo en si, es la autoridad que se toman por su propia cuenta.
Luego, y por segunda vez, vuelven a mojarme el techo del baño y encima me dicen que vaya yo a mapre a decirles que vengan a pintarlo. ¿Perdón? A lo mejor también tengo que arreglarles la fuga... 

Ahora voy a exteriorizar manualmente. Ya han lavado. Tienen la ropa tendida. Voy a lijar la puerta...

martes, 6 de agosto de 2013

¿Tú otra vez?

Madre mía, más de un año sin escribir nada por aquí.
Con todo lo que podría haber escrito... No sé si para ello no tenía ganas, ánimo, nada o mucho que contar; Ah!! que no podía pagar adsl porque tuve que comprar un colchón y cama nuevos. Qué cosas.

Hará como dos meses ya conseguí tener conexión en casa, más que nada porque se puede pagar. Al tener, lo primero que hice fue conectar la xbox 360, jugar como una posesa y echar una partidita on-line en el magic.
Lo mío con los videojuegos es muy de vicio, pero como siempre digo, no hay nada mejor que caer en la tentación para librarte de ella.

No dispongo de mucho tiempo para poder escribir ideas, sueños, alegrías y/o enfados.
De lo que no se debe prescindir es de saber todo lo que tengo que me quita tiempo, lo cual me da muchas otras satisfacciones, buenas o malas, según con los ojos y mente que se vea, pero que las tengo.

Y tras este parrucheo de palabrejas...

BIENVENIDA PERRACA!!

martes, 26 de junio de 2012

SIN

El agobio de no tener dinero, no tener un hogar normal en el que vivir, no tener como sobrevivir. 

Pero más agobiante es no tener tiempo ni para morir.

martes, 13 de marzo de 2012

El filo del sexo

Cuantos días de mimos. Cuantas noches de pasión. Me llenas de amor, me llenas de lujuria.
Pero últimamente no sé que me ocurre, no necesito más de lo que me das. Como siempre, no sé nada.

Hay que despejarse, así que salgo a darme un paseo por Madrid, por ahí siempre veré cualquier cosa. Tiendas de ropa, muy soporífero. Tiendas de calzado, no me interesan, yo voy en deportivas. Tiendas de juguetes, no tengo niños. Etc.... ¡Una tienda de caza!, y extrañamente quedo absorta observando el escaparate. Y así, en pocos minutos mi cerebro selecciona su arma.

Después de toda la tarde andando, llego por fin a casa. Tú estás viendo la televisión y en cuanto me ves, me llenas de besos, y yo a ti. No me preguntas qué he comprado o dejado de comprar. Has visto una simple bolsa del stradivarius y has dado por hecho que un trapito. Como te quiero.

Dieron las tantas de la noche, hablando, cenando, hablando y follando. A las tantas de la madrugada que nos debimos quedar dormidos, tú más que yo. Seguía con esa desazón en el cuerpo. Me levanté de la cama sigilosamente y despacio cerré la puerta de la habitación. Y con mucha delicadeza, del rincón del salón cogí la bolsa del stradivarius para sacar el "nuevo trapito". Un largo cuchillo. Tan grande. Lo miré con admiración tonta, algo tan común... Delicadamente le retire su capuchón. Comienzo a girarlo y deslizarlo suavemente por entre los pechos. Paso un dedo húmedo por el filo . Esa fina punta paseándola de abajo a arriba, de lado a lado y más fuerte de arriba a abajo. Esa sensación me agitaba por dentro y fuera. Todo iba bien hasta que tuve el orgasmo y el cuchillo resbaló.

miércoles, 15 de febrero de 2012

El peor error de la historia


En su ensayo de 1987, The Worst Mistake in the History of the Human Race (El peor error de la historia de la raza humana), el antropólogo Jared Diamond comentaba la cantidad de tiempo libre que disponía la gente hace más de 10.000 años cuando vivían en tribus y se limitaban a cazar y poco más.  De media trabajaban entre 12 y 19 horas a la semana. El resto de su tiempo lo dedicaban al ocio.
No obstante, con la llegada de la agricultura hace unos 10.000 años, las vidas de los humanos empezaron a ser más intensas laboralmente hablando. La gente se establecía en un lugar para mantener sus cultivos. Esto, pese a que pueda parecer lo contrario fue malo para su salud ya que les llevó a una dieta menos variada, trajo enfermedades epidémicas y lo que es peor, creó una división de clases ya que a diferencia de la caza, la agricultura permitía conservar los alimentos por mucho tiempo, o lo que es lo mismo, pemitió el ahorro o lo que es lo mismo, ricos y pobres. En pocas palabras, Diamond postula, que convertirse en especies basadas en la agricultura fue «el peor error de la historia de la humanidad» que con diversos altibajos en la historia nos ha llevado a trabajar cada vez más.
La New Economics Foundation (NEF) afirma que no hay nada natural o inevitable en lo que se considera una semana de trabajo «normal» de 40 horas en la actualidad. Al levantarse mucha gente se ve atrapada en un círculo vicioso de trabajo y consumo. Viven para trabajar, trabajan para ganar dinero y ganan dinero para comprar cosas. En esa ecuación falta un hecho importante que los investigadores han descubierto acerca de la mayoría del consumo material de las sociedades ricas: la mayor parte del placer y satisfacción que obtenemos al comprar es temporal, efímera y principalmente solo relativa a aquellos que nos rodean (que se esfuerzan por consumir aún más en una espiral sin fin).
La NEF alega que necesitamos conseguir tener vidas verdaderamente felices, necesitamos retar a las normas sociales y reajustar el reloj industrial que suena en nuestras cabezas. Considera la semana de 21 horas esencial para ello por dos razones: redistribuiría el trabajo remunerado, ofreciendo la esperanza de una sociedad más equitativa (ahora hay demasiados con exceso de trabajo o desempleados) y al mismo tiempo, nos permitiría disponer de tiempo para aquellas cosas importantes para nosotros pero para las que rara vez contamos con tiempo para hacerlas bien, como cuidar de nuestra familia, viajar, leer o seguir aprendiendo.
Por no mencionar, que podría ser la única manera en la que una sociedad global moderna no acabaría con los recursos de la tierra. Crear niveles de vida de la UE para todo el mundo implicaría que en 2050 sería necesario un crecimiento de la economía mundial seis veces mayor, lo que tendría posibles consecuencias devastadoras. En lugar de hacer crecer la economía, quizás necesitamos recalibrar a la sociedad para que todo el mundo sea más feliz y tenga éxito con menos.
Los retos son importantes, ninguno mayor que conseguir que la mayoría de la sociedad pueda vivir con la mitad de sus ingresos actuales. Y sin duda, muchos considerarán esto como socialismo o algo peor. Otros tantos se opondrán a que les digan que 21 horas es normal o que 80 es demasiado.  John Maynard Keynes, dijo en 1930 que a principios del siglo XXI trabajaríamos solo entre 15 y 21 horas a la semana, y que estaríamos centrados en «cómo utilizar la libertad obtenida al desprendernos de la presión de las preocupaciones económicas». Como escribe la NEF: «Keynes se equivocaba en su previsión, pero no estaba equivocado, según nuestro parecer, en concebir una manera muy distinta de utilizar el tiempo».
La experiencia francesa demostró que las 35 horas semanales son probablemente una utopía y la actual crisis nos está haciendo a todos trabajar más cobrando menos, por otro lado las legislaciones laborales no están orientadas hacia este modelo de pocas horas, pero reflexionando sobre la alarmante tasa de desempleo ¿no tendría sentido replantearnos nuestra jornada? ¿no estamos infravalorando demasiado nuestro tiempo libre?.
Quizás en vez de una reforma laboral, necesitamos una reforma mental.