jueves, 21 de enero de 2010

HISTORIA 3: La dama y el padre

Una dama de aspecto totalmente normal se presentó en la iglesia del convento de Santa María de Campania, en Piacenza. Era una tarde del mes de Mayo de 1920.
La dama allí, encontró al padre Paolo Veronesi, y le pidió la bendición. Una vez bendecida, le preguntó al padre si podía hablar con él a solas unos minutos.
Bien, a las primeras palabras, la dama dejó de comportarse con normalidad. Le contó al padre que todos los días, y sin poder dominarse, bailaba a ritmo de tango durante horas enteras; como si la moviera una fuerza ajena a ella. Y finalmente, caía desmayada. También contó que era capaz de cantar canciones y fragmentos de ópera que nunca había escuchado antes. La armonía de su voz y el carácter incontenible del canto la impresionaban. ¡No era para menos! Además, medio cantando, medio recitando, se dedicaba a aterrorizar a sus hermanas, profetizándoles un final muy próximo y muy trágico, incluido el suyo propio.
Ciertos días, la dama no podía reprimirse y lanzaba, en idiomas extranjeros, alucinantes discursos a multitudes imaginarias. Acababa, finalmente, destruyendo a dentelladas todo lo que hallaba a su paso. Al parecer, de este modo había destrozado su ropa interior y la de su marido.
A veces se deslizaba entre mesas y sillas, maullando fabulosamente. En ocasiones, éstos se tornaban alaridos humanos de intensa potencia, aterrando a vecinos y a su propia familia.
Veía cosas que ocurrían a muchos kilómetros de su casa. Y por lo visto, también era capaz de notables acrobacias. De cuando en cuando, cedía a un impulso irresistible y saltaba de una silla a otra, de una habitación a otra, como en un vuelo.
Estos ataques terminaban cuando caía al suelo, agotada, quedándose completamente inmóvil. Y así pasaba días enteros. Cuando despertaba, su esposo y sus hermanas le contaban que su cuerpo había estado hinchado y ennegrecido de extraña manera.
- Créame, padre, que mi existencia se ha convertido en un verdadero infierno. Soy madre de 2 niños y pienso en la muerte como en un descanso, como en una liberación. -
El padre Paolo Veronesi apenas pudo ocultar un penoso escepticismo. Esto se debía al hecho de ser el capellán del manicomio de Piacenza. Con su enorme experiencia, no necesitaba mucho más para convencerse de que se trataba de un claro caso de histeria.
_¿Han sido estudiadas estas alteraciones? -preguntó el padre.
_Sí, por mucha gente -respondió la dama.
_¿Y hace mucho que suceden? -siguió interrogando el padre.
_Hace 7 años, y he recorrido todos los consultorios clínicos de Piacenza y en todos me han dicho que padezco un proceso histérico.
_Pero usted no está muy convencida... -siguió el padre.
_No, porque jamás fui histérica ni tampoco estoy loca -fue la contundente respuesta de la dama.
Incapaz de volver a visitar a los médicos, la dama contó que a pesar de experimentar bastante repugnancia, se había dedicado a recorrer las iglesias de la región. Estaba convencida de que solamente la ayuda de Dios podía salvarla. Una y otra vez visitó las iglesias, pidiendo siempre la bendición. Estaba convencida de que ésta le procuraría, algún día, el alivio a su mal.
Finalmente, sin saber qué hacer, pues temía que los sacerdotes repetidamente solicitados la tomaran por loca, había acudido a esta nueva capilla.
El padre Veronesi, acostumbrado a tratar con las personas raras del manicomio, la animó a continuar su relato. Y ella le contó entonces una notable anécdota.
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martes, 19 de enero de 2010

1+

Ya casi somos familia numerosa.

Me encantaría el día de mañana, poder tener un terreno, como la huerta de mis abuelos, y vivir rodeada de animales (de los de 4 patas y no humanos).

Ahora están Lukas y Misery en casa, Fiera y Charlot en su casa y la última, pero no en ninguna casa, es Tula, que está en una protectora de animales.
Tula es una perra común, que como otros tantos perros, son abandonados porque ya no son cachorros o conllevan mucha responsabilidad o vete a saber... buffff.


En uno de esos días que libro y hago un pequeño repaso a los blogs a los que soy asidua, en el refugio de brown, colgaron un post sobre una perra abandonada en Zafra (mmm, creo, no recuerdo muy bien). Cuando vi las fotos de la perrita, se me rompió el corazón y decidí apadrinarla. Por ello abono 5 euros al mes, aunque si puedo, doy un poco más.

Me van contando sus mejoras, algún revés, que los hay dado el estado en el que se encontró.

Si algún día cuadra y pasamos por Badajoz, iré a verla.


lunes, 18 de enero de 2010

ERES

Eres quién supo enseñarme. Quién sigue enseñándome.

Has sido el segundo en mi vida pero el primero en amarme.

Conoces hasta la más intima parte de mi cuerpo. Eres dueño de mi cama.

Cuando estés afligido, sabes donde encontrarme.

Y si algún día intentas que te odie, entonces, mi amor se hará más grande.

lunes, 11 de enero de 2010

Pocas Luces


Aquí es donde paso muuuuchas noches. Ese tonto vicio de trabajar para poder vivir.
Por suerte, no es costumbre trabajar como en las condiciones de la foto. Obviamente se ve oscuro, y no porque la cámara del móvil sea una mierda, no no, se fue la luz en el departamento y la ups, falló. Pero, ¿por qué el resto del edificio tenía luz?
Y cómo la aplicación también se fue a tomar vientos, había que coger los avisos a mano, daba igual que no hubiera luz. -Te abres word y los apuntas ahí-. Es lo que se nos dice porque comentamos que apenas se veía para poder escribir en un papel.
La aplicación se reparó en, relativamente, poco tiempo. Tampoco es que se viera mucho mejor. Y es que la luz volvió sobre las siete y media de la mañana. Luego me enteré que la luz no se había arreglado antes porque no se lo dijimos a uno de los trabajadores que acudió al edificio (previa llamada de socorro). ¿No está claro que está oscuro? Un trabajador de verdad lleva un mono currado, las manos curtidas con su uñas con restos de roña, y no un viejo barrigudo con corbata, y seguramente con trajes de marca que no todos pueden tener. Si se hiciera una carrera "reparadora" entre los dos tipos de trabajadores, estoy segura que los primeros ganan abismalmente a los segundos.

Creo que debo plantearme muy seriamente, estudiar algo o buscar otro trabajo, o en su defecto cambiar de campaña, aquí las cosas van de mal en peor.

Y me cago en tó lo que se mueve, como hoy he estado sola, al final se me ha olvidado hacer la nocturnidad al técnico de Sevilla.

martes, 5 de enero de 2010

Final de fiestas

Esta noche vienen los Reyes Magos. Ya termina toda la hipocresía que yo creo que se dan en estas fechas. Termina toda la parafernalia que se monta. No me atraen para nada las fiestas navideñas.
Al final cené sola en Noche Buena, como cualquier otro día de trabajo. La noche fue dura, nos llovieron ostias como panes, y como la coordinadora es tan brillante, la persona que puso de refuerzo es una compañera que sufre bajas consecutivas y de larga duración. Sabe que esa persona no está bien, y aún así, la pone para trabajar. Claro, así pasa lo que pasa, solo dos personas para atender a toda España. Un aplauso para mi jefa. Al menos, dejaron cattering para nosotras, porque otros años no había nada, porque el personal anterior se lo había comido. Es una tontería, pero los detalles, al fin y al cabo, cuentan mucho.

La Navidad, fui a pasarla a casa de mis padres, donde no se hizo nada, ya que es una familia totalmente destructurada con el agravante de que mi madre no está bien de mente. Y para más señal, ese día, antes de acostarme me enteré que mamá fue diciendo que no iba a pasar con ellos la Noche Buena porque me iba por ahí... Sí, claro, me lo pase de coña trabajando 10 horas nocturnas. Eso me dolió...

Por supuesto, Noche Vieja he librado y este año si he comido las uvas. Me divertí porque no dejé que las represalias de mi progenitora volviesen a joderme. Y es que según ella DEBÍA cenar esa noche en su casa. ¿¿Debía?? Más bien yo soy quien decide donde pasar la Noche Vieja o cualquier otra noche o día. Dejé bien claro donde iba a pasarla y claro, como no es lo que ella quiso, pues amenazas, insultos (por las dos partes, que no me callo a estas alturas de la vida). Aparte de quitarme los abrigos o juegos de sábanas que me regaló cuando compré la casa... Pffff, siempre con las cosas materiales, qué aburrimiento, más de lo mismo.

Así que he trabajado Noche Buena, Navidad y hoy, la noche de los Reyes Magos. Otro año más, y me jode, no porque vaya a irme de juerga o yo qué sé, pero trabajar siempre las mismas fiestas me harta, y más cuando la brillante mente de mi jefa me dice que yo debo trabajar Reyes porque no tengo hijos. ¿Por qué debo escuchar y ver tantas tonterías?

Lo dicho, por fin se acaba la Navidad.