viernes, 18 de noviembre de 2011

Gente repugnante

Creo que fue ayer mismo cuando encontraron a una chica que se llamaba Avellaneda, de Collado Mediano; yo vi los carteles de búsqueda, con su foto, y me llamó la atención su nombre, es raro. La encontraron muerta, en un vertedero. 
La mató, por lo visto, un tipo con el que no se quiso acostar. 
Ahora estamos a vueltas con el juicio de esos prendas, el cuco, el... como se llame... ah, sí, el carcaño, unos cuantos niñatos imbéciles que mataron a Marta del Castillo porque sí, porque son unos garrulos y por mi que se jodan, a la puta cárcel, por paletos, violadores y asesinos. 
Ah, pero con lo de gente repugnante me refiero a otros, honrados ciudadanos que se ponen a las puertas de los juzgados a chillar y a insultar a los presuntos delincuentes, quienes tienen que ir protegidos por policías. 
Son gente de mediana edad y que seguramente no tienen nada que ver con la víctima y que quieren demostrar a los demás que ellos sí son gente decente, no como esos asesinos, son de otra casta. 
Tienen pinta de analfabetos indignados y me pregunto qué harían si les dejasen a ellos impartir justicia. Eso les molaría, seguro que se recrearían torturando a los delincuentes, porque no son como ellos.
Son de los que lapidarían a cualquiera por pura venganza. Trogloditas incultos con los pies clavados a un pedazo de asfalto que justifican la tortura y el homicidio si son ellos los ejecutores.
Ahora mismo vengo del descansillo de un vecino mío. He ido a chillarle a su puerta que a ver si paga la comunidad, que yo sí la pago, yo no soy como él. 

jueves, 3 de noviembre de 2011

Dar y no poder

El runrun ha vuelto y no me deja dormir.
Pienso en las compras y en la gente que va y en como se pelean por unos miseros mazapanes y mierda de esa solo porque pone que están en oferta y me dan ganas de llorar.
Pienso en el
pichu muerto y me pongo a llorar.
Me miro en un espejo y doy pena y la imagen no me deja dormir.
Los ojos me escuecen pero no me dejan que los cierre.
Viene mi madre y suelta una de sus
gilipolleces, una de tantas y me dan ganas de llorar.
Pienso en lo que no tengo que pensar.
Me pesa la barriga pero no puedo cagar.
El
runrun sigue y no se va a ir.
Se aproxima una tormenta personal, lo veo muy mal.

Fundido en Negro