Como todos los jodidos días, salgo a las ocho de la mañana, cansada, aburrida y sobre todo, con muchas ganas de llegar a casa.
Normalmente me voy en coche, así aporto algo más de mierda al ambiente, pero así llego 45 minutos antes a casa. Pero esa mañana no me encontraba bien, y mucho menos dispuesta para conducir y meterme en una selva de metales y ruedas. Pues que me voy en metro, y en el recorrido me echo un sueño, sin llegar a dormir, tal vez algún que otro cabezazo a la derecha y a la izquierda.
El camino de siempre hasta el metro, fumando un cigarro, así aporto algo más de mierda para mis pulmones.
Llego al paso de peatones, comienzo a cruzarlo y un poco más atrás, otra chica haciendo lo mismo. No he llegado al otro extremo, es eterno e ignorado por un coche rojo que hace que mi pelo levante el vuelo y que hace que la otra chica vuele por los aires. No oí ningún ruido, simplemente acabó delante mía con los ojos abiertos y sus extremidades extendidas sobre el asfalto.
Comencé a agacharme lentamente, no podía hacerlo con rapidez y no sé por qué. Mientras lo hacía, otro coche paso por encima de ella, y luego otro y otros dos más. ¡¿Por qué no paran!? ¡¿No lo ven?! ¡¿NO LO VEN!!? Eso es lo que yo decía mientras ya estaba agachada sin hacer nada.
Paro un coche negro, salió un hombre... y ya no recuerdo más.