martes, 31 de marzo de 2009

QUE MALA PATA TENGO

A últimos de la semana pasada tuve un gran tropiezo.

Me hice mucho daño en el pie.

A lo largo de la noche se fue hinchando.
Mira que insistieron para que fuera a la mutua, pero como esos no hacen caso... y yo tampoco...

Además, pensé que descansando el finde, ayudaría a recuperarme. Y mucho no ha mejorado, más bien al contrario.

Y llegó el lunes. De nuevo incorporarse al puto trabajo de los cojones. Y tener que aguantar todas las mañanas a las pijas de mierda con sus "trapitos" de aquí para allá.

Tras la siesta no desperté yo muy animada para coger el coche e ir, así que llame para avisar que me encontraba mal y no acudiría a trabajar.

Y llegó el martes, día que estaba citada para acudir al médico de cabecera.
Qué martes tan frío.
Llegué a la consulta algo más temprano de la hora indicada, y eso tras haber hecho malabarismos en el ambulatorio. El centro no está cualificado para personas con minusvalía. Yo, más o menos podía subir y bajar las escaleras; pero me preguntaba y sigo preguntándome cómo hará alguien, por ejemplo, en silla de ruedas.

Entrando a la consulta observé que no estaba la doctora que me corresponde (y a tantos otros pacientes). Pidió le explicara qué me ocurre. No expliqué nada, me limité a sentarme y decir que era mejor verlo, así que me quité la tobillera. Quedando el pie derecho al descubierto, se observó que éste tenía (y tiene, pero menos) un color "morado puñetazo" tirando a "verde hematoma". Sin contemplación alguna, la doctora dijo que fuera a urgencias para que me viera un traumatólogo.
Después preguntó por el lugar donde tropecé para realizar la baja, respondiendo que ocurrió en el trabajo, y rompiendo el parte que tenía, dijo que fuera a la mutua porque es un accidente laboral. Le comenté que en la mutua no es la primera vez que voy por algo relacionado con el trabajo y han pasado de mi culo (aquella vez fue por la espalda) como de comer mierda. Aún así, insistió que fuera.
Pues fui y ocurrió lo que pensaba, lo que dije. Primero solicitaron gran cantidad de datos (menos mal que no era cuestión de vida o muerte). Me hizo gracia cuando me preguntaron la hora del accidente; ¿qué tanta importancia tiene? ¿Es más grave si ocurre a las 4 de la mañana que a las 2?

Tras esperar un rato, accedí a una sala con una médico con cara de amargada. Dijo que fuera a otra sala porque iban a realizar radiografías. En realidad, fue una sola radiografía.
A los pocos minutos confirmaron que tengo un esguince y que el color del pie se debe a un derrame, lo cual es normal. NO - PASA - NADA. Una pomadita e ibuprofeno y a trabajar.
Pedí un justificante por la ausencia del lunes y su respuesta fue: -no puedo justificar algo que no he visto-. ??????????????????????????

Entiendo, a regañadientes, que las mutuas son un negocio. Dar cuantas menos bajas posibles y gastar la menor cantidad de dinero.

No sé, si un trabajador sufre un percance en su puesto de trabajo, se da por hecho que, aparte de los compañeros, el personal de la mutua no lo va a presenciar.

Decidí volver al médico de cabecera por la tarde y le conté por encima lo ocurrido en la mutua.

Tal como observó el estado del pie, se confirmó en su opinión matutina, dándome la baja con fecha del lunes. A continuación llamé al trabajo para volver a decirles que tampoco iba; yendo la situación para largo.

Fuimos a esperar un taxi que nos llevara al hospital. Digo fuimos porque mi madre me acompañó, lo cual agradezco.

Enseguida llegamos a urgencias y ahí tomaron los datos correspondientes. Tras esto me remitieron a la sala de espera.

Mientras aguardaba acudieran a por mí, me puse a leer Madame Bovary. Cuando más ensimismada estaba en la lectura, me llamaron para pasar a la sala de rayos, donde realizaron bastantes radiografías y en toda posición posible del pie.
Cuando terminaron, regresé de nuevo a la sala de espera.

Apenas me dio tiempo a seguir leyendo porque enseguida vinieron por mí, llevándome hasta un pequeño habitáculo con una camilla y allí, en la camilla, aposenté mi culo, dejando colgar las piernas.

Se me informó que no hay rotura, que es un esguince, procediendo a realizar un vendaje compresivo.
Cuando terminó, el médico solicitó esperase en ese lugar hasta que trajese el informe clínico.

Mientras esperaba, pasaron por delante 2 hombres. No tiene mayor importancia si no fuera porque la cara de uno de ellos, aunque pasaron de refilón, me resultó conocida. Y por supuesto que lo era, y esa cara también me reconoció; un compañero del curro que estaba allí realizando una reparación. Enseguida retrocedió y me preguntó qué me había pasado y yo le conté. Mientras hablaba con él, el médico llegó.

Con el pie ya vendado y los correspondientes informes médicos en mi mano, regreso a casa. Qué complicado fue llegar. De hecho, llegué muy cansada, así que he decidido ir con bastón porque me ayuda mucho en caso de tener que caminar.








2 comentarios:

Carpetazo dijo...

Hola
Como para decir que los hospitales publicos atiendem mal.
Aun asi ai que ver que vaia mutua tiene tu empresa.
Um saludo

PARBA dijo...

Y a la mutua no le pidas un par de cajas de gelocatil porque su respuesta es que se gastan. Así, pues menuda la muta...