lunes, 2 de marzo de 2009

María, Javier y Blanca

María, una chica joven, de 18 años de edad, recuerda unos días muy especiales.
Ha tenido varios novios a lo largo de su vida. A alguno lo llegó a amar, pero todos ellos rompieron el encanto al darse cuenta de que lo único que deseaban era su cuerpo y no a ella, como persona.
No es una chica a la que le guste presumir de figura, pero ha pasado extenuantes horas en el gimnasio y una estricta dieta para tener buen cuerpo. De cabellos largos, negro azabache y rizados, piel blanca, labios carnosos y ojitos color caramelo, dulce golosina. Pezones grandes y centrados en unos senos amplios.

Qué divertido ver la expresión en los rostros de los chicos admirando lo que no tendrían.

Y que piernas tan atléticas, que no significa musculosas, y más arriba de estas y donde la espalda pierde el nombre, su trasero, grande pero bien definido. La parte más íntima y delicada es su vagina, su pubis bien depilado y, como es el lugar más privado, siempre está limpio, santuario prohibido que nadie nunca había llegado a tocar.
Todo esto ha causado problemas con chicos que han querido “andar” con ella, pero digamos que nunca fue tan boba como para dar, lo que le parecía ser el regalo más preciado, a alguien que tiene la mente tan inmadura que ni siquiera intenta conocerla primero antes de perseguir algo más.

Era un sábado por la mañana y Blanca, su mejor amiga, le invitó a una convención de cómics, ya que su novio trabaja para una editorial. Las contrató a las dos como modelos para su stand. Blanca, su gran amiga también tiene un gran físico, incluso mejor cuerpo. Ella es de piel morena, cabello ondulado y teñido de color cobrizo. La verdad es que no estaba nada mal. Van al mismo gimnasio y a la hora del aseo, se duchan juntas. Siempre mirando bien su cuerpo, admirando el contorno de su figura. Pero lo que más le impresiona son sus pequeños senos, siempre colocados, puntiagudos y magníficamente delineados, pezones grandes y morenitos también. Se le veían las marcas de las travesuras de su novio alrededor de ellos, así que imagina que se divierte mucho con esto del sexo.
El día de la convención iban vestidas como personajes de cómic. El traje de Blanca era un spandex blanco con una línea negra que le pasa por todo el centro de su ropa. Era de mangas cortas y como era de una pieza le llegaba hasta como dos manos arriba de las rodillas. Todos los chicos y a la vez “frikis” que andaban por allí hacían fila para comprar el cómic, más que nada para poder ver el hermoso espectáculo de su amiga. María iba vestida con un top rojo, unos shorts azules ajustados y unas botas rojas altas, podría decirse que estaba casi desnuda. A la mitad de la tarde apareció el aburrimiento y les dijeron que podían pasear por la convención si repartían publicidad. En cuanto salieron se sentían las miradas de todos, pero no era una sensación nueva, eran sólo un montón de adolescentes comprando cómics en stands y ninguno era algo que interesara. De repente, un lugar llamó la atención porque se le hizo extraño ver algo así.
En aquella área había muchas personas sentadas en sillas alrededor de una mesa, con unas hojas y tirando unos dados medio curiosos mientras hablaban. Se acercó para hacer que repartía la publicidad y así enterarse de que trataba aquello. Vio que en una mesa había unos chavales vestidos de negro, oyendo a uno hablar con ellos. Le intrigó toda esta especie de juego y se acercó aún más. Además, siempre le había llamado la atención la subcultura gótica.
Un individuo gordo se acercó para intentar sacar conversación, pero le utilizó para que le explicara de qué trataba aquello y después logró que le presentara a sus compañeros. Llevaron una silla para que se sentara y lo viera con esos dulces ojos, dándole pie a que entrara en el juego. Aparentemente, una “coincidencia” escogió el lugar donde tenia que sentarse, porque lo hizo justamente al lado del chico que más le llamaba atención. Aparentaba también los 18, pero decía cosas que los demás no describían con tanta pasión. Tenia el pelo largo y negro, le llegaba hasta los hombros y estaba un poco descuidado, pero la verdad es que eso gustaba más. Estaba todo vestido de negro con unas bandas de piel que le cubrían todo el brazo. Llevaba pantalones ajustados y sobre ellos se dejaban ver unas botas negras de motero. Su cara era limpia y sus ojos eran verdes y profundos, muy expresivos. Todos ellos, aparentemente, estaban participando en un juego de vampiros narrativo, aunque solamente se veía un libro grande que decía Vampire.
Ninguno de los chicos que estaban ahí veía bien que estuviera en ese lugar, lo que hacía no se sintiera muy a gusto entre ellos. No quería estorbar. En eso, el chico de ojos profundos se dio la vuelta y la vio, contestando con una sonrisa de esas que hacen sentir a quien la recibe que eres inofensiva. A diferencia de los demás, él no se fijó en algo más antes de mirarla el rostro y eso le llamó mucho la atención.
Lo que primero hizo el chico de ojos profundos fue decirle que sus uñas sobresaltaban y eso le reconfortó, y más porque se lo dijo él. Comenzaron a charlar, y como él notó que María no estaba entendiendo nada, empezó a hablarle acerca del juego, un juego de rol sobre vampiros, (cosa que había deducido), pero le sorprendió la fluidez con la que le decía cada cosa acerca del juego, porque citaba a algunos de sus autores favoritos, como Stoker. Nunca había conocido un chico al que le gustaran esas cosas y que compartiera tanto y tan libremente sin estar buscando algo más. Le hizo sentir muy especial porque fue el único que se acercó, apartándose de la mesa. Cuando María comenzó a hablar con él, pero ya de otra manera, empezó hacerle preguntas personales. Le dijo su nombre, Javier, y que le gustaba su persona y le comentó que le parecía buena chica. Le hizo saber que él no quería ser un cualquiera en el futuro; esta actividad la tenía como divertimento y su carrera es la que esperaba que le diera el auténtico prestigio.
Apreciaba muchas similitudes entre los dos y eso a María le llamaba más la atención.
Recuerda que cuando ya se iban, mientras él esperaba, al bajar las escaleras de la tarima que era parte del stand, pisó mal y cayó sobre él; su cuerpo amortiguó el golpe acogiéndola en sus brazos con fuerza antes de que pudiera caer. La mantuvo abrazada en ese breve momento y ella levantó la vista para ver sus ojos y darle las gracias. Pregunto que si estaba bien, a lo cual no supo como contestar, así que tomó su mano y le dio un beso en la mejilla derecha. Después de esto, le acompaño a casa y le escribió en un papel su nombre, teléfono y cuenta de messenger.
Esa noche se notaba muy… calurosa. Recordaba sus ojos al cerrar los suyos. Estaba totalmente desnuda. El calor pasaba por todo el cuerpo hasta no poder controlarlo. Situándose frente el espejo, bajó dos dedos de su mano derecha, empezó a tocarse la vagina con un movimiento circular sobre el clítoris, mientras que con la otra mano tocaba el pezón del pecho derecho. El pensamiento de que Javier podía estar en ese momento haciéndola suya le llenaba de lujuria como nunca antes había sentido. Durante bastante tiempo estuvo así, hasta que el movimiento empezó a acelerarse, produciendo gran placer. Pero no quería terminar ahí y sola, deteniéndose de repente. Se fue a dormir. Soñó lo que posteriormente ocurría tras el inicial acto.
A la mañana siguiente, al despertar, estaba dispuesta a que se hiciera realidad.

Fue de nuevo a la convención, pero esta vez no por trabajo, sino por propia voluntad para buscar a Javier y estar con él un rato. Fue vestida como en su sueño, totalmente de negro. Llevaba botas altas, un pantalón y un top de cuero, negro, por supuesto. Javier no llegaba y empezaba a perder las esperanzas de que llegara, así que acompañó a Blanca a los vestuarios para que se cambiara. Blanca entró a uno de los vestidores. Entonces, en cuanto se vio reflejada en un espejo, comenzó sentirse muy excitada. Miró a su alrededor para comprobar que no había nadie más y entró a otro vestidor para continuar con la fantasía de la noche anterior. Se bajó los pantalones y empezó a darse placer de la misma manera, más y más rápido. Pensaba en la voz de Javier que le susurraba al oído que era la chica más especial de su vida. Sus dedos se concentraron en su clítoris, introduciendo poco a poco y suavemente los dedos, acelerando la entrada y salida de los mismos, respirando y jadeando cada vez más rápido. Ya no le preocupaba que alguien pudiera oírlo. Y en ese momento, cuando estaba a punto de correrse, Blanca, abrió la puerta del vestidor.
Le dio mucha vergüenza y se detuvo. Entonces Blanca entró a la cabina y cerró la puerta. Tenía una mirada un tanto rara, y le dijo que tenía suerte de que no hubiera nadie más, sólo ellas dos. Eso hizo que se sintiera incómoda. Pero cuando iba a subirse los pantalones, Blanca empezó a quitarse su traje de heroína de cómics, dejando al descubierto sus pechos, susurrándole que no tuviera miedo, porque todas las mujeres se masturban alguna vez en la vida y que ella le enseñaría como hacerlo para llegar al orgasmo. Se desnudó por completo y empezó a masturbarse de una manera muy exótica. Su cara reflejaba gran placer y eso a María le estimulaba mucho. Entonces, mientras Blanca se masturbaba, agarró sus hermosas y suaves tetitas con las dos manos y empezó a saborearlas, chupando cada centímetro de estas. Esto la excitó tanto que empezó a gemir con gran fuerza. Dirigió sus dedos hacia la vagina de María quien los apartó antes de que llegaran. Se enfadó y preguntó por qué. Ella dijo que no quería que la primera vez fuese así, que tal vez en otra ocasión. Blanca se enfadó aún más. Se vistieron y se marcharon de los vestuarios.

En cuanto salieron se encontraron con Javier, lo cual le hizo saber que había actuado correctamente y no echar a perder todo con Blanca en vez de con la persona con la que quería estar. Javier llevaba puesta una camisa de vestir abierta que permitía ver el vello de su pecho. Hacían buena pareja, vestidos los dos de negro. A él le daba igual el color de la ropa y eso a ella le hacía sentirse mejor, porque entendía que era alguien para él.
Blanca dijo que volvía a la convención. Ellos salieron del recinto para charlar. Decidió contarle a Javier lo ocurrido con Blanca, y a diferencia de cualquier otra persona, no se altero ni dijo nada, solo pregunto que si le había hecho daño. Su respuesta fue clara y concisa: no. No quiso entrar mucho en los detalles de lo sucedido. No sabía tampoco porque Blanca había entrado al vestidor a masturbarse…
Le cogió la mano y le dijo que era la mejor persona que había conocido en toda su vida.
Javier entonces interrumpió a María y le dijo que él no podía decir aun nada, porque quizá no duraría lo suyo.
No se puede pensar que el segundo día qué estás con una persona se es pareja.
Por ello, María pensó detenidamente en que a lo mejor sería que lo suyo fuera una aventura y quedara como ello, y como no sabía qué opinaría él, pues se lo comentó. Él contestó que estaba bien porque él también lo había idealizado y no quería que algún día recordaran que su relación empezó como algo estúpido.
Estuvieron hablando un rato más y descubrió que Javier tenía 28 años. Eso le gustaba y excitaba más porque siempre le gustaba “andar” con gente más mayor que ella.
Después de aquella conversación se fueron a buscar a Blanca y hacerla saber que se habían hecho novios.

La gente empezó a dirigirse a la puerta por donde ellos iban entrando. Entonces la abrazó apartándola a un lado para que no la golpearan. Mientras estaban abrazados ella le veía tierno y protector…y se dejó llevar por… un instinto, y le besó en la boca. Era lo que los dos querían y ya lo tenían, sin miedo a que algo pasara. Mientras se besaban, algo empujaba frente a su vagina. Era Javier, le notaba muy excitado. Se había empalmado tan firmemente que podía sentir su pene casi tanto como si ya lo tuviese entre las piernas, fantaseando con el tamaño de su miembro, y más porque nunca había visto uno directamente. Ella también se puso muy caliente, todo su cuerpo despedía calor. Aprovecharon que la gente se había ido y ella asió fuertemente las manos de Javier y las bajó hasta su culo. Le susurró con voz muy suave en su oído: "Nunca nadie las ha tocado, pero tú eres especial. Han de ser tuyas ya mismo". Javier la beso y empezó a tocar todo su trasero, calentándola, dejándose llevar por un sin fin de hermosas y deliciosas sensaciones. Sentían que su pene quería despedazar sus pantalones y los suyos para alcanzar su coñito. En ese mismo momento él metió la mano en el pantalón y comenzó a frotárselo con sus largos dedos. Ella acompasaba el movimiento con sus caderas. Los gemidos eran opacados por el prolongado beso.
En aquel momento tuvo su primer orgasmo. Se notaba mojada, se había corrido en los dedos de Javier y también en sus bragas.
Se fueron al baño de mujeres, teniendo cuidado de colarle a él también sin que les vieran, para limpiarse.
Antes de entrar al baño vieron un letrero de fuera de servicio y lo colocaron a la entrada para que nadie pasara.
María se bajó los pantalones para limpiarse su tierno y húmedo melocotón, y mientras Javier observaba toda la escena. Notó que le encantaban los pantys de ositos que llevaba, empapados de su jugo. Cuando se los iba a quitar para limpiarlos, él se acercó y empezó a besarla desde atrás, descendiendo hasta su vagina y subiéndola sobre el lavabo, donde comenzó a lamérselo, excitándose como animal en celo cada vez que sentía su lengua, una y otra vez, viajando sobre su raja. En eso Javier se levantó y empezó a besarla de nuevo en la boca, mientras se masturbaba con una mano y se quitaba los pantalones con la otra. Entre una gran corriente de gritos y gemidos, que a él lo excitaban en demasía y hacían que la vagina se lubricara más y más abriéndose a lo ancho. Salían olas de su interior que saltaban hacia todos lados, que hacían sentirse la chica más afortunada del mundo. Y por fin vio un pene, su pene. Él era delgado pero su polla era gruesa y larga. Se arrodilló ante él, se la metió en la boca como pudo y la agarró con las dos manos, hacia delante y hacia atrás. Agarraba delicadamente su cabeza, hacia delante y hacia atrás, acariciando su cabello. La saliva lo cubrió todo en un momento. Se le notaba que disfrutaba mientras recorría su polla con aquella lengüita. Y cada vez se la chupaba más y más rápido, hasta que un líquido salió primero. Prosiguió chupándosela hasta que sintió un gran chorro disparado en su boca. No le dio asco tragárselo. Se relamía, no quería desperdiciar ni una sola gota. Se arrodillo hasta llegar a su nivel.
Apasionadamente se besaron largo tiempo. Se le notaban los pezones a través de la ropa, así que le quito el top y tiernamente desabrocho el sujetador y empezó a acariciar esos pezones grandes, a besarla el pecho con mordiscos y pellizcos por toda ella. Estaban completamente desnudos cuando Javier se levantó y la ayudo a levantarse, colocándola como una perrita, con el pecho sobre el lavabo. Entonces empezó a lamer el agujerito de su trasero, admirando su culo; le parecía hermoso y lo disfrutaba. Intentó penetrárselo, pero se puso a gritar de dolor. Su polla era demasiado grande, pero aún así ese dolor le gustaba. Él se detuvo entonces; ella ordenó que no parase. –Noo, nooo, no pares por favor, sigue… Quiero que folles mí culo-.
No se la metió toda, pudo notar que no más de la mitad. Le hacía sentir… y esta vez llenó su culito con su semen.
Tras esto, le dio la vuelta. Primero besó su pubis, después su cuello y su boca, jugueteando con sus labios. Después de eso le dijo que la amaba.
Descubrió junto a él la gran cantidad de maravillas que se pueden sentir y disfrutar en el sexo.
Ella ahora quiere decirle que alguna vez Blanca pueda unirse a sus travesuras, ha de ser divertido y excitante embestir a dos mujeres al mismo tiempo...

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder Parba que fuerte y que largo...el paquete de Javier no?
que tío.
El pobre culo de María, a mi ya no me gusta dar por culo, despues que una vez se me quedo la polla toda cagada, dije última vez, total te imaginas que estas dando por culo y es lo mismo, muy entretenido pero poco real, la María para nunca haber visto una polla se tiro a comersela como si fueran bombones, espero al trio con ansiedad.

PARBA dijo...

Bueno anónimo, porque creo eres del sexo masculino, a ver si tengo tiempo para relatar un trío.
Por cierto, hay una cosa que se llama enema y sirve para ir cagando leches al baño a cagar, valga la redundancia.

Anónimo dijo...

Parba que me cuentas, que hay que ponerle un enema a la tía para que tenga el culo limpio, joder Parba, las cosas a veces son instantaneas como la María y el Javier, puedes preparar un ambiente, una ropa, pero lo del enema antes de follar, yo no soy un experto, no se, igual eso se lleva, tu eres la entendida en relatos eroticos, espero aprender mas de ti, sexologa.
Si me pudieras dar clases particulares, tengo mucho tiempo libre Par.
Puedes llamarme Javi.

Al Casetzer dijo...

jeje, que espabilao el anónimo. Conozco yo a un negro que te puede dar clases particulares, anonimito.

Anónimo dijo...

Al se te olvidó comentar el relato de Par.
Desde que se le murió el perro esta ausente, un duro golpe y lo peor es que seguro que él es el próximo.

PARBA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
PARBA dijo...

Soy una chica muy ocupada.
Leer, escribir relatos de mierda, estudiar...

Me da que Al es un gato y aún, que yo sepa, no gastó ninguna vida...

Yo dijo...

El sexo anal es una puta mierda. No hay nada como una buena vagina lubricada y sensible dispuesta a la penetración. Al menos eso dice mi ex...

Parba, sobre lo que me dijiste, en el fondo sabes que te tengo cariño (tiene que ser así, de otro modo no te hubiera comido tanto y tan bien el coño :P). Te aseguro que ya no me interesa absolutamente nada Javier, así que podés estar más que tranquila. Lo único en que debes preocuparte es sobre si vale la pena estar con alguien que no te quiere como te gustaría que lo hiciera. Yo en tu lugar, lo dejaría (al menos, eso fue lo que hice con Carlos. Claro que hoy en día todavía le echo mucho de menos, pero sé que hice bien).

Un besazo, mi amorcito :)

Yo dijo...

Eso sí, si prefieres seguir a su lado, al menos espero que seáis muy felices. Porque de eso se trata, cojones...

Al Casetzer dijo...

Este... ¿cómo era eso? ¿y dale la burra al trigo? algo así, para indicar lo repetitivo, lo cansino... siempre lo mismo.
A veces hay que mirar introspectivamente y reconocer que uno, igual, tambien se equivoca... lo digo por Chan, claro, el que se esconde no me interesa, es plano.

Anónimo dijo...

Par, relatos de mierda lo dices tú, a mi me gusto y comenté lo que pensaba.
No quiero desconcentrarte en tus estudios.

¿Tenes los mismos gustos sexuales que yo Leo?
Esta muy mal que no nos dejes ver tu cuaderno, seguro que te aburres un montón...
Javi.

Yo dijo...

Al, ¿en qué me he equivocado? Sigo teniendo miedo de Parba, y no me retracto de lo que pienso sobre vuestra relación. Me demostraste mil veces que no estabas enamorado de ella, así que es lógico que lo vuestro me dé asco, porque es pura hipocresía.

Pero vamos, es vuestra vida. Yo sólo le doy ánimos para que se decida a dar un paso adelante y no se estanque (no es la primera vez que veo un caso como el de ella).
Bueno, eso es todo. Y hacéme un favor, Al, ignorá mis comentarios. Yo sólo me estoy dirigiendo a Parba, ¿vale?

Anónimo dijo...

Leo deja de decir tonterias
y dejanos leer el cuaderno.
Javito.

Al Casetzer dijo...

En principio, y que sirva de precedente, contestaré a quien me salga de los huevos cuando me salga de los huevos, por que sí, porque yo lo valgo.
Si no quieres respuestas NO PREGUNTES ¿OK?
Poseso

Yo dijo...

Al, ¿sabes qué es una pregunta retórica? Pues eso.

Dejá de prestarme tanta atención, joder.

Yo dijo...

Y el "porque yo lo valgo" es propio de canis, qué asco. A saber si no serás cómplice de la muerte de Marta del Castillo...

PARBA dijo...

El sexo anal creo que puede ser igual de satisfactorio que el sexo vaginal.
Simplemente... Hay que disfrutar del sexo.

Mi bitácora será público o privado cuando me apetezca.
Nunca me aburro. En ningún aspecto.

Changaleona, sabes que yo también te tengo afecto. Hay otros sentimientos que relataré en un post.

No sé cual es la manera de amar y de que te amen. Ante todo, amo a Al. Lo que él me da me llena por completo.

No sabía yo que la frase "porque yo lo valgo" fuese propia de "canis".

Y sobre el relato, pues me resulta pobre. Ya me saldrán mejores, admitiendo todo tipo de sugerencias, críticas, etc...

Teseo dijo...

Hace tiempo que leí el relato. El suficiente como para no poder comentar lo que pienso de él sin haberlo leído de nuevo.
Hay que ver como ha pasado de no tener ninguno a tener 17 (bueno, con éste son 18).
El cuaderno no está mal, aunque no he llegado a leerlo entero.

Nada más.

Teseo dijo...

Con éste son 19.

PARBA dijo...

Pues que sean 20, para dejar un número redondo, en plan Monk.