sábado, 27 de diciembre de 2008

Esperando el 6

Ha sucedido esta misma mañana (mañana muy fría, por cierto).

Estaba esperando el autobús que me iba a llevar ¡por fin! a casa tras una larga jornada laboral nocturna.

Una chica joven, de unos 25 años, se me acercó y me pidió un cigarro.
Al dárselo, y con una sonrisa inconmensurable, me contó que había pasado la noche con su mejor amigo (bueno, sus palabras exactas fueron que se había liado con su mejor amigo).
Me dijo (todo esto de corrido, sin apenas respirar) que él tenía novia pero que ella pensaba que ya no la quería y que era únicamente la costumbre lo que le seguía uniendo a ella.
También me comentó que era una pena que esto sucediera a sólo un mes de que ella se vaya a marchar a Singapur a buscar trabajo.
Me pidió mi opinión y yo, perpleja, y además, medio dormida, le contesté que hay veces que pasan cosas porque sí... y que no hay que complicarse buscando razones.

Cuando se iba a marchar me dio las gracias, dos besos y un fuerte abrazo, deseándome todo lo mejor para el próximo año.

Mientras se alejaba, y a pesar de mi aletargamiento, me di cuenta de que la muchacha no había dejado de sonreír en ningún momento... y eso hizo que la mañana dejara de ser tan fría para mí.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

la historia me suena.... jajajajaj.

PARBA dijo...

Es verdad, fue relatada en tu presencia. jejejeje,

Chafan dijo...

coño, pues no hay otras muchas maneras que cerrar bien un año que dando abrazos a extraños, la hostia.
Mis mañanas jamás fueron así y muchos cigarros me los guardo porque a veces nadie me da de fumar y jode.

PARBA dijo...

A veces es mejor dar abrazos a extraños que a alguien que se supone que crees conocer.

Cuando salgo por las mañanas de trabajar, en ocasiones, me pasan cosas muyyyy raras.